Los dos Virgilios

Nunca, pese a mis casi cinco años de graduada, he podido superar ese sobresalto en la boca del estómago cuando voy a entrevistar a alguien. Me siento insignificante detrás de la grabadora, haciendo preguntas predecibles y manidas. Y quizás es un buen síntoma después de todo: no perder el sobresalto. Con semejante nudo en la…