Con pie derecho

Una llega colgando de dos muletas, con las indicaciones del fisiatra estampadas en un talonario, las placas del pie fracturado por si hicieran falta y una cara de susto que se nota a la legua. Una llega así, desconsolada, pensando que demorará meses en caminar después del virón de pie más tonto que ojos humanos…