Lanzados al estrellato nacional o casi anónimos en el concierto diario de la isla, los cubanos enriquecen con los más variopintos criterios el escenario siempre cambiante de la Patria. Cuba profunda se sacude cualquier rezago de intolerancia para adentrarse en la voz del otro.
Antón Arrufat: Voy a la página como si empezara de nuevo
Pineda Barnet: La película que no encuentro
Luis Toledo Sande: Martí no cocinaba rencores
No seré Carpentier, mi vida, soy Pedro de Jesús
José Perdomo: En deuda con el paisaje
Arístides Vega Chapú: Solo aspiro a un día siguiente
Prefiero las historias ocultas
Hay chistes que explican mejor la realidad que cualquier artículo