La prensa, ¿a qué viene?

La prensa, a qué vieneAntes de tener la fecha aproximada para la orden de alzamiento, antes de montar los pertrechos de guerra en los tres barcos que zarparían de La Fernandina, antes -incluso- de fundar el Partido Revolucionario Cubano, José Martí emplanó el primer número de Patria. Únicamente a él, con esa visión holística de la esencia nacional, puede perdonársele la presunción de reservar para un solo periódico el nombre sagrado de la Patria. Pero era Martí, y su Patria fue también la nuestra.

A 120 años de aquel ejemplar primado, puedo figurármelo cerrado de negro puliendo hasta el delirio sus propios originales; revisando el orden perfecto de los plomos en la imprenta; leyendo los artículos luego, a la luz mortecina de sus velas.

Lo que no imagino es al Apóstol solicitando permiso para escribir sobre tal o más cual tema, esperando en su sillón de Nueva York por los datos que prometió enviarle cierto funcionario que, a su vez, debía consultarlo con el nivel central; no lo imagino, definitivamente, cambiando por eufemismos sus metáforas más osadas. Él -escrito así, en mayúsculas, como suele imprimirse el nombre de Dios- no lo habría permitido.

La prensa, como la Patria, es también ara, no pedestal, hubiera añadido Martí, quien en aquella época no necesitó de resolución alguna que le normara el principio elemental del periodismo: la transparencia, el apego absoluto a la verdad. No se amparó entonces en más documento rector que su propia dignidad; hoy tenemos semejante salvoconducto, pero estampado en un folleto que los burócratas engavetan, no pocos directivos violan y los reporteros esgrimen sin demasiada esperanza.

No obstante el escepticismo, tuve fe, por un momento, cuando todas las miradas convergieron en los medios, cuando se nos conminó a reflejar la sociedad con sus claroscuros, no el habitual retrato en sepia de las victorias -aunque no deja de incomodarme la orden “desde arriba”, como si no lleváramos tiempo intentando hacerlo “desde abajo”-.

Porque tuve fe, escribí un comentario al calor de los debates que sobre el ejercicio reporteril se pusieron de moda no solo en el Congreso sino sobre todo en la calle, en las esquinas, en cuanto recodo sirviera de escenario a la catarsis popular por aquello de “sacarle presión a la caldera”. Lo titulé, optimista, La prensa que viene.

Una semana después, mientras intentaba colarme en la asamblea-harakiri de un sector de cuyo nombre no quiero acordarme, un funcionario -incómodo dentro de su pullover a rayas-, me neutralizó con una frase que a todas luces ya había venido rumiando: “Esta reunión es a puertas cerradas, aquí la prensa… ¿a qué viene?”.

Entonces pensé en Martí, abatido y solo en aquel marzo de Nueva York cuando le dio voz a esta nación cansada. Pensé en Martí, en la tinta fresca de Patria y en el extraño modo en que algunos cubanos rinden culto a la libertad plena del hombre.

5 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Carli dice:

    como siempre me sorprendes con la cuba tan profunda y real que nos regalas cada miércoles. Aunque las experiencias no han sido muchas, de vez en cuando algún pullóver a rayas me ha cerrado las puertas… pero siempre apararece un resquicio por donde escabullirse, verdad?
    un beso y felicidades otra vez por el día de hoy… desde mi lente compartido se te quiere…y mucho. hasta la próxima semana

    1. Gracias por las felicitaciones, mi niño, que ya sabes son felicitaciones boomerang porque eres de este gremio nuestro desde que escribiste la primera línea. Cuídate de los pullovers a rayas, jejeje. Muchos besos…

  2. Excelente, contundente, irreverente, insolente, en fin: demente… Gracias Gisell, esta linea si fue profunda profunda…

    1. Gracias a ti, Charly, me has emocionado con tantos elogios. A veces, un tin de insolencia no viene mal, verdad?

  3. deCuba dice:

    Muy buen artículo, lo leí por primera vez en la edición del pasado sábado y decidí buscarlo aquí. Realmente me gusto mucho, lastima que creo que por desgracias se puede archivar y dentro de un mes publicarlo nuevamente y así de forma sucesiva. No es que sea tan pesimista pero en la prensa nacional, mayormente en las cartas de los lectores se repiten y se repiten y se rep……. situaciones parecidas, funcionarios, instituciones, dirigente que hacen lo que se le viene en gana sin respeto alguno por el pueblo, y no se dan nunca por aludidos, ni por la prensa ni por nadie. Mi opinión muy particular, los encargados de controlar que estos funciones como debe ser tiene los mismos problemas que los que deben controlar, y entonces como hacer??????.

    No es nuevo lo que aparece en el artículo, desde circulares de los ministerios informando a los trabajadores de que pueden hablar con la prensa y de que no. ¿Cuidando a quién? hasta medidas directas e indirectas con quien se sale del guión (las caserías de brujas aun existen). Y entonces?????? que hacer?????.

    Creo que hace mucho tiempo que es necesario modificaciones en el código penal cubano ¿Por qué un ciudadano afectado por una institución o directivo sea quien sea y del nivel que sea no puede hacer una demanda en los tribunales? porque no está reflejado en el código penal. ¿Por qué no puede un ciudadano establecer una demanda por daños y perjuicios a otro o al propio estado?. Creo que dentro de las cosas que deben ser cambiadas junto a muchas otras estas deberían estar incluidas y esto no depende del bloqueo ni nada por el estilo, bueno si del bloqueo de los que sería afectados por estas medidas, los mismos de pullover a rayas.

    De todas formas muy buen artículo ojalá aparezcan más en nuestra prensa y que al final algún día no exista la necesidad de escribir ninguno porque ya los pollover a rayas sean historia.

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